Tiene un collar rojo, lo compré para él, está realmente guapo cuando se lo pongo. En cuanto se lo abrocho ya sabe lo que tiene que hacer, es muy obediente. Me siento y lo llamo....ven aquí Kerem...y se acerca a mi y se arrodilla, dispuesto a llenarme de gozo con su lengua hábil y juguetona.
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